Boda otoñal en Son Servera, Mallorca

Volvemos a irnos de boda, esta vez la de Sonia & Miquel, que se casaron a finales de octubre. PAra ese día tan especial, hicimos nuestras maletas, nos subimos a un avión y volamos hacia Mallorca para trasladarnos a un emplazamiento con mucho encanto: la casa rural Ca S´Hereu. Propiedad del grupo d-hotels, esta es una opción muy recomendable para pasar unos días de relax en la isla.

Ca S´Hereu es un conjunto cargado de historia y belleza. Además de una torre y una pequeña capilla, conserva también la almazara de aceite y la quesería. Con esta descripción es fácil imaginarse que esta maravilla arquitectónica contribuyó a una boda única.

Sonia es gallega, por lo que la mitad de los invitados se desplazaron desde Galicia. con un clima muy agradable en esas fechas, los dos días previos a la boda disfrutamos del sol y de un verano que se pprolonga al otoño, un auténtico privilegio con el que cuentan las islas. Pero, paradojas de la vida, el día de la boda llegó la lluvia... ¡ y no poca precisamente! Ante un día verdaderamente lluvioso, afortunadamente tanto los novios como los invitados decidieron tomárselo con humor. Fue una especie de guiño a la tierra de la novia: la lluvia la acompañaba en su día y, además, hacía que siguiese la tradición familiar, ya que sus dos hermanas y su madre también tuvieron bodas lluviosas.

La ceremonia se celebró en el interior de la casa, en el salon principal a doble altura, con la escalera que sube a las habitaciones como telón de fondo. La decoración fue sutil y delicada, en tonos otoñales y con muchas velas, llenando de magia el interior de la casa. La ceremonia civil fue sencilla y emotiva, con unos padres y padrinos muy emocionados. La anécdota la aportaron los niños de arras, con momentazos espontáneos, que provocaron la risa de todos.

Una linea deco otoñal, favorecida por una iluminación muy tenue,hizo que la atmósfera (a veces recordando inclusoa una estampa navideña) se prolingase a través e las diferentes estancias. El almuerzo se sirvió en uno de los salones anexos a la casa, mientras que la fiesta se celebró en el salón contiguo, que eran las antiguas cuadras de la finca.

Mientras la lluvia caía intensamente en el exterior, dentro los invitados lo dierón todo. Quizás influyó el hecho de no poder salir fuera. ¡Menudo fiestón! Y para reponer fuerzas y continuar con el convite, sobre las nueve de la noches se sirvió un pa amb oli, con delicias mallorquinas, entre las que por supuesto, no faltó la ensaimada (de la que somos superfanes en todas sus variantes). La fiesta se prolongó hasta la madrugada y lo dimos todo.

Venue: Ca S´Hereu